el canal 98
(la vida, vista desde la cámara del palier de la planta baja)



La Pochi finalmente se decidió, y contrató la TV por cable.

Lamamádelapochi descubrió un canal que la tiene atrapada, y cuenta lo que ve
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martes, 19 de octubre de 2010

¡El Día de la Madre la Pochi se pasó!


Banda de sonido:


Primero me trajo el desayuno a la cama, con tres paquetes, cada uno con uno con un moño rosa.
El más grande era un deshabillé de matelassé rosa. Precioso.
El mediano eran unas pantuflas todas peludas. De color rosa, también.
El más chico era un monedero, pero no era rosa. Era marrón.
Yo le dije que no necesitaba tantas cosas, pero ella me contestó que me merecía eso y mucho más.

Pero lo mejor vino cuando terminamos de desayunar. La Pochi me dijo:
-Mamá, vestite que te voy a llevar a un lugar...
Yo pensé: con razón tanto regalo. Ahora me interna en un geriátrico. Pero no. Dios me va a castigar por mal pensada. Resulta que bajamos a la puerta de calle, y me dijo: -Ahora enseguida nos pasa a buscar un remis que llamé, y vas a ver que sorpresa.

El remis se ve que tenía muchos viajes por el Día de la Madre,porque demoró como 45 minutos. En ese ínterin, fueron llegando al edificio los hijos de la señora del 7ºC, que está recién operada de la vesícula. Se ve que todavía está un poco delicada, y que en vez de llevarla a almorzar afuera le iban a festejar el Día de la Madre en su casa, porque cada uno traía algo para comer. Uno se vino con una ensalada rusa en un táper que parecía una palangana, de tan grande que era. Otro bajó del baúl del auto un paquete enorme de papel madera. Por el olorcito y por las manchas de grasa, seguro que era un lechón que habían mandado a cocinar en el horno de la panadería. La hija menor, que hace repostería hogareña, llegó con una torta gigante, bañada en chocolate, con unos copos de crema y de dulce de leche arriba.

Menos mal que en eso llegó el remis, porque a mí ya me estaba dando hambre.
En el camino, la Pochi me explicó que me había contratado una tarde de espac, espat, o algo así. Ya me va a salir.
La cosa es que llegamos a un lugar muy lindo, todo perfumado, donde todos los empleados caminaban despacito, y hablaban como si se hubieran tomado un litro de té de tilo. Además, todo el tiempo se escuchaba una musiquita rara, con cantos de pajaritos y ruidito de cascadas. Y por todas partes había unos adornos que escupían agüita. Al rato, con tanto ruido a agua ya me habían dado ganas de pishar, pero me tuve que aguantar, porque vino una chica y me dió una bata blanca para que me la pusiera en vez de la ropa que tenía. Si sabía, me llevaba el deshabillé rosa, y ya me lo estrenaba.
Enseguida vino un muchacho muy buen mozo, y me dijo que lo acompañara. Me hizo acostar en una camilla, boca abajo, y yo pensé: este lugar es un degeneramiento, acá se aprovechan de las pobres ancianas. Pero otra vez estuve mal pensada, porque el chico me hizo unos masajes en la espalda, que me dejaron toda aflojada. No como cuando voy al kinesiólogo del PAMI, que salgo peor de lo que entré.
Después vino una señorita que me dijo que me diera vuelta. Cuando vi que tenía unas piedras en las manos, pegué un grito, porque pensé que me iba a atacar a los cascotazos, pero me dijo que me tranquilizara, que era un tratamiento con piedras calientes. La cuestión es que me las fue poniendo en distintas partes del cuerpo humano, y yo me iba aflojando cada vez más. ¡Las cosas que inventan!
Al final, me ayudaron a levantarme entre dos empleadas, y me llevaron a un cuartito chiquito, todo de madera, con unos asientos que parecían la tribuna de la cancha. Me parece, bah, porque casi no se veía de tanto vapor que había. ¡Y hacía un calor!. Una de las chicas me dijo que esperara sentadita, que ellas me venían a buscar, y cerró la puerta. Pero al rato me dió sed, y me paré para asomarme y pedirle un vasito de agua.

Lo siguiente que me acuerdo ya es volviendo a casa en el remis, con la Pochi. No sé, me debo haber relajado tanto que seguro me quedé dormida.
Cuando llegamos, me quise acostar un ratito, porque todavía estaba muy floja, y para pasar el rato, me puse a mirar el canal 98, a ver si estaban pasando "La sonrisa de mamá", con Palito Ortega y Libertad Lamarque, que todos los años la dan por la tele para esta fecha.
Pero estaban dando una de esas series de médicos de emergencias.
Justo la agarré cuando se estaban llevando a una señora en una camilla, con suero y todo, y los familiares iban al lado con cara de afligidos, hablando con los médicos, y agarrándose la cabeza.
La señora era muy parecida a la del 7ºC

Se ve que los del 98 no se avivaron, porque con la película de Palito seguro que iban a tener más raitin.

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4 comentarios:

  1. Cómo me gustan los deshabilles de métasela rosa!

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  2. Se ve que la Pochi la quiere mucho. Como a la del 7°C, pero mejor.

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  3. la próxima no dejen que la suban a un remis, que te cascoteen y te deshidraten no es lindo

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  4. Esos deshabillé rosa matelaseados tienen una onda nylon y con el tiempo se les hacen bolitas. Pobre la sra del 7mo hay amores que matan es que a veces el amor va ligado al morfi y la Pochi se olvidó del gatorade. Que el todo poderoso proteja a estas pobres madres.

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